martes, 30 de diciembre de 2014

Crónicas de un cineasta novato I- Mi primer rodaje


Recuerdo los despertadores a tempranas horas de madrugada, que me sacaban del sueño y me activaban para un nuevo día frenético, un no parar. Recuerdo no desayunar hasta llegar a la localización que tocaba ese día y beber bastante café con algo sólido que comía para mantener el tipo durante el porrón de horas que quedaban por delante. Antes de salir de casa revisaba la orden de rodaje correspondiente y la relación de transportes para saber a quién tendría que ir a buscar a primera hora. Luego revisaba los diferentes viajes que tendría que dar como conductor el resto del día, sabiendo que no serían los únicos que iba a dar a lo largo de la jornada. Un día tocaría asistir a un hotel de 5 estrellas, otro a un cabo lleno de arena y viento. Tres rodajes nocturnos fueron dedicados a una escena de tiroteo por la noche, explosiones incluidas. Y ahí estaba yo, con mi coche y con oídos alerta a cualquier orden que me llegase, dispuesto a cumplirla a toda velocidad, aunque dicha orden me llegara a las siete de la mañana tras 13 horas de trabajo.

Es lo que tiene firmar como Meritorio de Producción. Te toca ponerlo absolutamente todo sobre la mesa, aunque sea poco. Supongo que es así con cualquier puesto, pero en mi caso resultó toda un revelación.

Cuando colgué el teléfono en octubre de 2013 tras una conversación con el que sería mi jefe, no podía creerme lo que me estaba sucediendo. Estaba comenzando segundo de carrera y ya tenía un trabajo temporal con una productora conocida. Mi mente bullía con una mezcla miedo, excitación, alegría sin parangón y unas ganas tremendas de gritarlo a los cuatro vientos (puede que para desahogarme por el nerviosismo o simplemente para declarar la suerte que me había caído encima). Decidí mantener un perfil bastante bajo al principio. Envié mi currículum, seguí las instrucciones y dejé todo más o menos atado en la Universidad antes de partir de vuelta a mi casa en Tenerife, para embarcarme en mi primer trabajo en la industria cinematográfica.

¿Cómo resumir lo que es la vida en un set de rodaje profesional? Creo que un símil es adecuado aquí: imaginemos una máquina, una máquina cuya complejidad crece cuanto más dinero y expectativas se invierten en la misma. Todos sus engranajes han de funcionar a la perfección, coordinados y engrasados para que el producto final de la máquina sea adecuado para ser tratado y enviado a los lugares donde se va a vender. Esa máquina de la que hablo es el equipo de rodaje: decoradores, carpinteros, artistas, maquilladoras, estilistas, conductores, electricistas, maquinistas, operadores de cámara, de luces, oficinistas, responsables de cásting y figuración, ayudantes de dirección, actores... Todos estos, muchos más en la fase de postproducción (publicistas, maquetadores de carátulas y carteles...) y los pesos pesados: los directores de cada departamento. Todos conforman los engranajes de la máquina que crea una película.

Mi equipo era el de producción, al que yo calificaría como el aceite que engrasa toda la maquinaria. Yo tenía un papel muy pequeño en el equipo de Tenerife (habían más lugares donde se rodaría la película). Era el yogurín, el principiante, un aprendiz, un novato... Muchas veces me veía a mí mismo como un verdadero pringado. "¿Qué pinto yo en medio de tanta responsabilidad, de tanto profesional?", me preguntaba de vez en cuando. Pero no había mucho tiempo para la reflexión: el equipo tenía dos semanas para rodar todas las escenas requeridas. Una tercera semana estaba incluida en mi contrato para ayudar con la preproducción, semana que consistía en constantes búsquedas de localizaciones y recursos para catorce días de frenetismo puro y duro.

No mentiré: acabé agotado. Las jornadas solían tener alrededor de 12 horas de forma oficial, a las que se debería añadir hora y media entre pitos y flautas. Al final mis jornadas rondaban las 13-14 horas de trabajo en los que alternaba conducción, ayuda con el traslado de material, montaje del interior de camiones, limpieza, vigilancia en rodajes nocturnos y coordinación de todo el set con mis compañeros de producción, entre otras cosas. Recuerdo un rodaje nocturno en el que el total de horas de trabajo ascendió a 18 horas. Tuve que parar en un pueblo de camino a mi casa para echar el freno de mano, reclinar mi asiento y dormir un poco.

La satisfacción, sin embargo, era plena. y haría cualquier cosa para colaborar y mejorar el resultado final del rodaje, por muy poco que fuese. Estaba en mi terreno, a pesar de mis reducidas responsabilidades, y cumplía con lo mandado, mantenía una sonrisa en la cara y aprendía en medio de tanta velocidad. Aprecié el trabajo que exigía cada escena por pequeña que fuera, y me descubría admirando a todos los profesionales involucrados. Hablé con personas con las que nunca me habría imaginado entablando conversación conmigo, hice amigos y descubrí el gozo que resulta el estar compartiendo un objetivo con todo el mundo a pesar de las diferencias entre departamentos. Lo que era nerviosismo, miedo y ansiedad por esta oportunidad tan importante se convirtió en alegría y ánimo de superación constante. Sabía que este era el primer ladrillo del edificio en que podría convertirse mi carrera futura.

¿Qué más puedo decir sobre mi primer rodaje? Pones tu vida en ello. Apenas tienes tiempo de leer qué pasa en el mundo, y la semana no termina necesariamente el viernes. Recuerdo que no deshice mi maleta hasta que pasó una semana, no tenía tiempo. Pones cada minuto de tu quehacer diario en cumplir con tu horario, ser puntual y respetar la jerarquía y el orden exigido. Para mí resultó un adiestramiento no solamente profesional, sino también personal. Me entrené en los aspectos que me convertirían en un buen profesional, me requirió mucho esfuerzo el adaptarme al ritmo y no tuve pocos errores. De hecho, cada fallo me pesaba como una losa: este trabajo merecía cada gota de sudor y al final el recuerdo de tu primer rodaje es algo tan valioso como la primera obra de ficción que lleve tu nombre impreso. Se mete bajo tu piel, te transforma y te da una nueva perspectiva de la vida a nivel social y profesional.

domingo, 28 de diciembre de 2014

La LEGO Película-****1/2


¿Qué esperamos al empezar a ver una película de animación protagonizada por muñequitos de lego? Puede que antes la respuesta fuera "ver algo infantil" o algo similar, pero tras ver La LEGO Película uno solamente quiere pedir más de lo mismo que acaba de contemplar. Esta película ha sido la sorpresa más reconfortante del año, por lo menos en el ámbito del cine de animación, un título que ha tomado el término "cine para todos los públicos" y lo ha revalorizado. Efectivamente, uno de los múltiples logros de La LEGO Película es ser capaz de llegar a todo el mundo de forma indiscutible.

¿Qué ofrece este título a su público? La respuesta: diversión pura y dura. El filme tiene la simple premisa de hacer que la hora y media que dura valga la pena de principio y fin para todo espectador que la vea: un mundo colorido y maravilloso para los niños, secundarios de lujo (Batman, Gandalf, Dumbledore, Superman y hasta Abraham Lincoln) para los jóvenes, pullas y bromas que harán reír a adolescentes y adultos y hasta un subtexto más que jugoso para aquellos cinéfilos acérrimos que ven más allá de la carcasa del juguete.

martes, 16 de diciembre de 2014

Los 5 mejores dragones de la historia del cine


Con El Hobbit: La Batalla de los Cinco Ejércitos prácticamente a la vuelta de la esquina, se va acercando el final de la etapa de Peter Jackson y su representación de la Tierra Media. En esta última trilogía hemos visto las aventuras de Bilbo, Gandalf y la compañía de enanos de Thorin Escudo de Roble en su largo viaje a la Montaña Solitaria para derrotar al terrible dragón Smaug. Conmemorando el final de la trilogía de El Hobbit, veamos a continuación una lista de algunos de los mejores dragones de la historia del cine en orden ascendente. Advertencia: solamente se incluyen dragones que hayan aparecido en películas, no se tienen en cuenta series de televisión. Se siente por los fans de Juego de Tronos y los que recuerdan con cariño American Dragon (me incluyo en ambos grupos).

5. Draco, Dragonheart (1996)

sábado, 1 de noviembre de 2014

Complejo de Dios- Disección psicológica del superhombre


“ ¿Quién crea el mundo? Quizás el mundo no se crea. Quizás nada se crea. Tal vez, simplemente, el mundo siempre está, ha estado y estará ahí."                                            
Jonathan Osterman (Dr.Manhattan), Watchmen
¿Qué tenemos con los héroes superpoderosos que generan un rechazo casi instantáneo? La cultura popular moderna suele resaltar aquellas historias en las que sus protagonistas reflejen nuestra humanidad, con nuestros fallos y virtudes simbolizadas en los actos de los mismos. Todos quieren a Batman y muchos encuentran a Spiderman entrañable, pero son muy pocos los que admirarían la figura de un ser tan cercano a la divinidad como Superman.

El fenómeno de la identificación es crucial para generar una catarsis del lector o espectador con la ficción en cuestión, es así de simple. Uno puede llegar a comprender el dolor de las decisiones que debe tomar Bruce Wayne, sufrir con las heridas que le son infligidas, podemos sentir pena por la errática vida de Peter Parker y le llegamos a tomar cariño a pesar de sus inusuales habilidades. Conseguimos sentir admiración por ellos porque realmente actúan como personas normales y corrientes: escogen un camino, se equivocan, caen… Y luego triunfan y nos contagiamos de su victoria.