En una época en la que abundan la
franquicia, los remakes, los
reboots y las secuelas
múltiples de sagas que se alargan cada vez más (incluso a través de varias
décadas), llega un planteamiento muy interesante: ¿qué pasaría si
el crimen fuera legal una noche al año? Imaginen la reunión
para vender la historia: llega este guionista/director con la idea y la
presenta de esta manera y deja a los productores pensar. Enseguida surgen las
preguntas: ¿qué sociedad resultaría de este hecho? ¿Qué posición adoptaría la
gente? ¿Se legalizaría La Purga para que las personas puedan dar rienda suelta a su bestia interior?
Por supuesto que se pone el dinero para
realizar una buena película. Y los medios necesarios, la publicidad y la
distribución para que el filme llegue a todos lados. Y qué diablos, actores de
la talla de Ethan Hawke
(Boyhood) y Lena Headey (Juego de
Tronos) también, todo lo necesario para que
salga un buen producto de esta idea tan estupenda. Se hace una buena inversión
para que salga este proyecto adelante porque el alma de la película, esa noche
llamada La Purga, es un argumento que podría dar muchísimo de sí. Y nosotros,
como espectadores que debemos administrar nuestro dinero
y nuestro tiempo, elegimos ver esta propuesta tan interesante.
Y nos encontramos con que han convertido
esta idea tan buena en bazofia. No con una película no,
¡con dos!