Antes que nada, aclaremos el término Blockbuster. Esta palabra, también
utilizada para hablar del conocido cine comercial, es una manera de
referirse a los "taquillazos", a las películas que arrasan con la
recaudación cuando son estrenadas. El término suele recibir connotaciones
tan negativas que normalmente se asocia con películas con sobrecarga de
efectos, guión lleno de agujeros, clichés y topicazos, risa/suspense/acción
fáciles... En suma: películas que podrías ver perfectamente un
domingo de resaca tirado en el sillón de tu casa y te daría igual, o que vas al cine a
verla "por los efectos" o "para entretenerte un poco".
Esto no es 100% cierto.
Es verdad que la maquinaria hollywoodiense que produce la mayor parte del cine
que vemos (es así, honestidad ante todo) suele recurrir a películas que
abarquen un público objetivo muy amplio y se centran más en llegar
a las salas y recaudar dinero que
en crear algo que valga la pena. Pero no es cierto que el blockbuster deba ser así. Se puede buscar
la recaudación millonaria sin que esto venga en detrimento de la calidad que se
ofrece. No hablaré aquí del cine de autor o de filmes de arte y ensayo, pero
podemos recurrir a grandísimas obras cinematográficas que
fueron distribuidas y preparadas para ganar mucho dinero teniendo un
equipo creativo brillante que dotó de un fondo rico al producto final
Cuando me dieron mi primera clase de
dirección cinematográfica especializada me revelaron la base de una buena
narración cinematográfica: This is
about creating original
visual story-telling. Siguiendo la lección, el cine
como arte debe generar una sensación,
despertar emociones, pero esto no implica que las obras que consiguen esto
deban restringirse a circuitos con un tipo de público especializado. Hay que
conseguir aunar al gran público, al espectador medio y al cinéfilo con
obras que, como cité en la frase subrayada, nos presenten algo original utilizando las vastas herramientas audiovisuales de la industria del cine para
contar una historia de forma única a los espectadores. 
El cine comercial no tiene por qué tener
como objetivo la recaudación pura y dura, sino que puede (y es más, debería) tomarse como una
oportunidad para hacer llegar filmes de calidad a muchos lugares al mismo
tiempo, repartiendo cultura por donde sea posible.
Hay casos en los que una película de presupuesto mediano acaba barriendo la
taquilla de forma inesperada (ejemplo cercano el de la francesa Intocable), lo que
prueba una vez más que la industria
no es una ciencia exacta. Así, podemos crear una lista
corta de películas con un relato particular, que plasman algo que vale la pena
ser visto y escuchado y, al mismo tiempo, logran llegar a muchos lugares a la
vez recaudando dinero para que la cadena de producción siga funcionando:
- El Señor de los Anillos (trilogía)
 - Gladiator
 - El Caballero Oscuro (trilogía)
 - Indiana Jones (la trilogía antigua)
 - Tiburón
 - Django Desencadenado
 - Toy Story (trilogía)
 - Casino Royale y Skyfall (el legado del 007 contemporáneo)
 - Parque Jurásico
 - Los Vengadores
 - Origen e Interstellar (ejemplos contrapuestos de una filmografía repleta de blockbusters de este tipo)
 - Infiltrados
 - Avatar
 - El lobo de Wall Street
 - Matrix
 - El Sexto Sentido
 - Ratatouille
 
Hay muchísimos más ejemplos de películas que buscan
hacer taquilla pero
que disponen de un gran equipo artístico y una historia y guión
frescos y con
cohesión que sustentan el relato. ¿Qué tienen en común todas las que son
mencionadas arriba? En primer lugar un estilo de narración particular y diferente de un título a otro (que
engancha tanto a los jóvenes como a los adultos), en segundo lugar
van a por la recaudación en taquilla a nivel global (pudiendo ser vistas en todas partes)
y en tercer lugar cuentan una historia que merece la pena ver y escuchar una y otra vez en
su temática (dentro de la cual ya se implican los gustos y preferencias de cada
espectador).
Dejemos la puerta abierta para más cine
íntimo y personal, ejemplo de la gran diversidad que goza el
sector en la actualidad. Demos un portazo a las historias de mala calidad y
demos alas a más obras que trasciendan en la Historia.
Hoy en día es muy difícil encontrar películas que se atrevan a saltar a las
grandes salas sin otro argumento visto ya mil veces, realizando un refrito de
clichés con tal de asegurarse de que la inversión tenga sus ganancias. No
pararemos de ver las palabras remake, reboot, secuela, precuela, franquicia y saga en las
noticias especializadas, las críticas y los reportajes. Esto es un signo de que
no hay ganas de arriesgarse, la originalidad parece que quiere quedarse sin
riesgo de una gran pérdida de dinero, y esto debe cambiar poco a poco.
El uso de la franquicia y la saga no debe
tomarse como algo con lo que repetirse hasta la saciedad, sino como una oportunidad para que las buenas ideas lleguen
a más gente. Que siga el cine de arte y ensayo, que
continúen surgiendo películas con sello de autor, pero dejemos que sea este
mismo sello el que se contagie en las conocidas "películas para el gran
público", pues no olvidemos que el séptimo arte es una de las vías más efectivas
para la popularización de la buena cultura. Es esa la
cultura que nos hace libres y nos abre nuevas dimensiones y mundos en los
que nuestra mente y espíritu crecen al tiempo que nos emocionamos y nos lo
pasamos genial con una gran historia. ¡Que viva el cine de calidad para toda clase de
espectadores!


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